Mi despedida al 2018: reflexión
Podría resumirlo diciendo “¡fue un año de mierda!”, pero la verdad es que no, fue un año de cambios monumentales, de una renovación profunda, de finales, pero sobre todo de nuevos comienzos. Hubo “hasta luegos”, “hasta siempres”, también algún “¡hola de nuevo!”, incluso un par de “hasta nuncas” porque personas que consideraba mi familia un día simplemente decidieron que mi amistad no lo valía, que yo no lo valía. Y, aunque también quedaron mil preguntas sin responder, a los que se fueron les digo: un millón de gracias por dejarme libre. Este año me sorprendió con la solidaridad de personas que nunca creí que estarían allí para mí, las demostraciones de cariño de personas con las que siempre he sabido que puedo contar: mi familia (¡Gracias siempre!) y también me acerqué de corazón a personas con las que, aunque no habláramos, siempre habían estado en mi vida. En los peores momentos tuve el apoyo y el abrazo que más necesité: el de mi mamá… Y entre tantos golpes descubrí